Durante la vida estudiantil, se presentan constantemente desafíos y elementos que perjudican el desempeño académico de los y las estudiantes. Ante estas dificultades y la incapacidad para responder a ellas, sea por falta de habilidades o desconocimiento de herramientas para hacerlo, los y las jóvenes pueden colapsar o presentar emociones negativas comunes como lo son el estrés y la ansiedad.

Estos dos conceptos suelen ser confundidos, por lo que es necesario realizar una breve aclaración para entender qué son y cómo distinguirlos. Para Zaldívar (1990), el estrés corresponde a una alarma que aparece cuando estamos ante algún peligro o amenaza y, además, puede tener repercusiones físicas. Un claro ejemplo en estudiantes es la reacción al exceso de tareas, sea por no gestionar su tiempo o no tener técnicas de estudio eficientes, lo que genera cansancio y síntomas físicos muy comunes como los dolores de cabeza o de estómago.

Por su parte, la ansiedad, según Iglesias (2001), es una sensación de inquietud o gran preocupación. Para ejemplificar, podemos observar el caso de un estudiante a minutos de rendir una prueba, cuando se genera inquietud constante y se acelera la respiración. Tanto la ansiedad como el estrés son elementos que se encuentran constantemente en la vida académica, pero ¿cómo enfrentarlos?.

Clima educativo

Existen distintos elementos que nos ayudan a lidiar con las situaciones negativas que se presentan en nuestras vidas, estos son llamados factores protectores y, aunque suelen verse en las características personales como el temperamento o la resiliencia y la capacidad que tenemos para soportar presiones o ciertas situaciones, también hay factores protectores en el entorno, sea la familia, los amigos y amigas, el contexto laboral o el clima educacional. Este último se torna de vital importancia, ya que los espacios académicos tienden a ocupar mucho tiempo y trabajo de los y las estudiantes.

El ambiente educacional, está compuesto por otros elementos de distinta índole como lo son el clima físico (estructura), la convivencia con otros compañeros y compañeras, la relación con los y las docentes, la exigencia académica, entre otros. Esta variedad puede formar un ambiente grato para los universitarios.

Para Molina y Pérez (2006), el clima educacional puede afectar positivamente si este es un ambiente participativo, de buenas relaciones, transparente y cálido, ya que se crearían lazos, confianza, crecimiento en áreas como la social, académica y emocional. Así, un clima educacional sería un conjunto de estímulos y elementos positivos para que los estudiantes puedan desarrollar sus habilidades, trabajar en las tareas y aprender los distintos contenidos.

Si los factores negativos del entorno desaparecieran o se trabajaran para crear un clima educativo ad hoc para el aprendizaje, es probable que los elementos estresores desaparezcan y que, aquellos que causan ansiedad, puedan ser tratados de mejor manera. Por esta razón, es muy importante que no solo se consideren los aspectos individuales para cambiar los elementos causantes de estrés y ansiedad, sino también tener en cuenta al estudiante dentro de un todo, de un clima que debe favorecer, o no afectar negativamente, las condiciones para que los y las estudiantes puedan crecer y aprender a nivel personal y académico.

 

 

Escrito por PACE ULS.


Referencias bibliográficas

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Barraza, A. (2009). Estrés académico y burnout estudiantil. Análisis de su relación en alumnos de licenciatura. Psicogente,12(22), 272-283.
Castro, B. A. y Gaviria, M. B. (2005). Clima escolar y comportamientos psicosociales en niños. Revista de la Facultad Nacional de Salud Pública, 23(2), 59-69.
De la Fuente, J., López, M., Zapata, L., Martínez, J., Vera, M., Solinas, G. y Fadda, S. (2014). Competencia para estudiar y aprender en contextos estresantes fundamentos de la utilidad e-Afrontamiento del Estrés Académico. Electronic Journal of Research in Educational Psychology, 12(3), 717-746. Recuperado de:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4908452
Frisancho, S. (2016). ¿Cómo entendemos el clima y la convivencia escolar? Documento de trabajo elaborado para la Dirección de Gestión Escolar del Ministerio de Educación.
Molina, N., & Pérez, I. (2006). El clima de las relaciones interpersonales en el aula. Un caso de estudio. Paradigma, 27(2), 193-219. Recuperado de
http://revistas.upel.edu.ve/index.php/paradigma/article/view/3770/1874
Pérez, M. (2006). Desarrollo de los Adolescentes III, Identidad y Relaciones Sociales. Recuperado de: http://www.biblioteca.cij.gob.mx/Archivos/Materiales_de_consulta/Drogas_de_Abuso/Articulos/Libros_Adolecencia.pdf

 

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